domingo, 3 de mayo de 2020


Me he pasado parte de la cuarentena en un hotel de Moscú, donde he tenido la suerte de conocer la historia de un camarero del restaurante Boriaski.
Tras varias noches compartiendo vodkas me contó su historia, era conde antes de la revolución. Fue condenado a arresto domiciliario de forma vitalicia, tras la revolución de octubre, por ello vive en el hotel. Le salvó la vida el escribir unos poemas a favor de los valores del pueblo cuando era joven y el haber vuelto a Rusia, en el momento de la revolución.
A través de esas noches de charlas educadas, sosegadas y sin rencores he comprendido como la esperanza de una revolución que soñaba con la eliminación de las clases sociales se convirtió en un simple cambio de tiranías.
Todos queremos comer en la mesa del zar y dormir en la cama del zar, aunque nos engañemos poniendo una etiqueta al plato o a la cama con un número de serie en el que digamos que el propietario es el pueblo.
Puedo prometeros que mi deseo ahora mismo para cuando acabe este confinamiento es volver al restaurante Boriasky, no para tomar unos vodkas virtuales (me gusta decir imaginados), ni para buscar a mi amigo Ilich Aleksandr, el Conde Rostov camarero del hotel Metropol al que llevaré en mi maleta, sino para recordar los buenos ratos que he pasado leyendo esta historia.

¿Me podéis decir cuál es el título y quién es el autor de este libro?

Educar la curiosidad

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